Un 15% de incremento en la vendimia italiana lo situará como el mayor productor del mundo, según los cálculos oficiales publicados esta semana. La cosecha de uva de Italia en 2018 parece un 15% más grande que el rendimiento del año pasado, lo que lo convertiría en el mayor productor de vino del mundo.
“Una buena cosecha permitirá que el sector vitivinícola nacional se recupere después de un año difícil (2017)”, dijo el Instituto de Servicios para Mercados Agropecuarios y de Alimentos (ISMEA) y la Asociación Unione Italiana Vini (UIV).
La producción anual se estimó en 49 millones de hectolitros en comparación con 42.5 millones el año pasado. Tal volumen acercaría nuevamente a Italia al promedio (niveles de producción) registrados antes de 2017, que fue el año más pobre de la década, declararon los dos organismos.
ISMEA también dijo que Francia -el mayor competidor directo de Italia- podría alcanzar los 46,1 millones de hectolitros, según las previsiones del servicio estadístico del Ministerio de Agricultura francés, Agreste. En 2017, Francia solo produjo 36 millones de hectolitros después de que las heladas primaverales y el granizo devastaron muchas regiones, mientras que España produjo 35,5 millones de hectolitros.
Los tres países son los mayores productores dentro de la Unión Europea (UE), que alcanzó una producción global de 143,8 millones de hectolitros el año pasado, según la UE. Otra indicación positiva para la producción nacional de este año provino de la asociación italiana de agricultores Coldiretti, que dijo que se esperaba que las exportaciones de vino crecieran al menos un 4% en comparación con el año pasado, según los datos del Instituto Nacional de Estadísticas (ISTAT) durante los primeros cinco meses de 2018.
Las exportaciones de vino italiano ascendieron a seis mil millones de euros el año pasado, lo que representa la mayor exportación de la industria agroalimentaria de Italia. “El panorama actual de la cosecha sugiere una tendencia positiva, que es un buen augurio para todo el sector”, dijo el ministro de Agricultura, Gian Marco Centinaio.
En su informe de agosto, ISMEA expresó cautela con respecto a un posible impacto climático en las uvas. La temporada de crecimiento comenzó auspiciosamente en todo el país, dijo, pero “se vio afectada durante todo el año por un extraño clima en el que se alternaban la escarcha, la lluvia y la humedad”.
“Las precipitaciones frecuentes y particularmente el clima húmedo proporcionan un terreno fértil para el desarrollo de enfermedades de la vid”, advirtió el instituto. Esto significa que, si bien se aseguró una buena producción en volumen este año, en términos de calidad “la capacidad del enólogo (y el cuidado de las uvas) marcará la diferencia en el resultado final”.
