Belén Soler Valle: “Apuntamos a mostrar desde una botella de vino lo que es Argentina”

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Hace más de 10 años, Belen Soler Valle y su esposo, el exfutbolista internacional y actual manager de Boca Juniors, Nicolas Burdisso, se enamoraban de Gualtallary y emprendía el sueño de su bodega, Vinos de Potrero.

Belén cuenta con una formación de Licenciada en Comunicación Social en la Argentina y un Master en Viticulturas y Marketing del Vino en la Italian Food Academy de Milán, Italia. También está terminando el último año de la carrera de Sommelier en Italia, país donde reside desde hace 15 años. En su rol de Manager de la bodega, es la encargada de liderar el proyecto, trabajando en conjunto con todo su equipo y viajando varias veces por año a la Argentina para ocuparse personalmente de su gestión. La entrevista de Entorno Económico.

 

¿Cómo es liderar una bodega local teniendo una formación europea?

La verdad que siempre tuve ganas de hacer algún proyecto y siempre me imaginé en esta edad, cuando mis hijos ya estaban más grandes y sobre todo me imaginaba siempre volviendo a mi país y realizando algo que me entusiasme, que me guste y que pueda desenvolverme también en lo que yo había estudiado, qué es comunicación social.

Me veía delante de un proyecto, nunca hubiese imaginado estar delante de un proyecto de vinos, en ese momento. A lo mejor si me lo imaginé hace 6 o 7 años, pero no antes.

Creo que hoy en día las mujeres tiene muchas ganas de crecer y tiene muchas aptitudes para dirigir empresas y creo que el mundo, hace tiempo ya, que viene cambiando y las mujeres han adquirido el rol tenían que tener, estar la par de los hombres.

 

Cómo en el potrero, el talento se ve despojado de vestiduras. ¿Cuál es la esencia de los Vinos de Potrero?

El que abre una botella de Vinos de Potrero, abre Gualtallary en su esplendor y eso es lo que nosotros siempre queremos mantener, cuando se abre una botella de Vinos de Potrero en Argentina, en Canadá, en Estados Unidos, en Europa se destape el terroir de Gualtallary, dentro de nuestras botellas se puede encontrar a la Argentina, su esplendor, el Valle de Uco, los Andes detrás. Estás tomando todo lo que es el terroir y ahí es donde apuntamos nosotros, a poder mostrar desde una botella de vino lo que es nuestra Argentina, lo que es Mendoza.

 

El Valle de Uco es el actor central casi en la producción de sus vinos. ¿Cómo llegaron aquí?

Al Valle de Uco llegamos por recomendación, nos comentaron que era un lugar hermoso que se podía invertir en viñedos para futuro y una vez que fuimos a conocer la que hoy es nuestra finca nos quedamos enamorados, maravillados y como se dice en Italia senza fiato que significa sin respiro, porque fue amor a primera vista el lugar donde estábamos, con ese marco de la Cordillera tan imponente con su magnitud. La verdad que fue hermoso y encantador y es por todo esto que elegimos el Valle de Uco y hoy en día estamos orgullosos de la elección que hicimos y de la tierra que tenemos allí, porque no sólo da una uva exquisita con cuerpo y características únicas que reflejan realmente lo que es el Valle, sino que también el lugar es precioso, lleno de paz y energía positiva que eso también se refleja en una botella.

 

 

¿Cuál es la producción que tiene hoy el proyecto y en donde comercializan? Donde exportan?

La producción nosotros siempre tratamos de cuidarla porque en realidad lo que nos importa es continuar siendo una bodega boutique, no irnos a grandes producciones en masa sino, cuidar mucho la calidad. Por eso, elegimos siempre que sea pequeña y por supuesto, ir creciendo poco a poco pero lentamente.

Nosotros iniciamos con una producción de 40 mil botellas y hoy en día estamos hablando aproximadamente de 100 mil botellas. De a poco vamos a ir creciendo, siempre manteniendo el techo de que somos una bodega boutique.

Los vinos se comercializan por supuesto, en Capital Federal y en toda la provincia de Buenos Aires, en la provincia de Córdoba, Rosario, estamos en el este, en Catamarca, Entre Ríos, Misiones y en Mendoza, por supuesto. Y nos vamos extendiendo de apoco en todo el país, con gran orgullo, porque creo que lo más importante es que el vino guste primero en el país de uno y después con eso poder salir al exterior.

En este momento, estamos exportando a Italia, Estados Unidos, Francia, Ucrania y también Japón. De a poco vamos abriendo horizontes, lo más lindo es hacer conocer el vino y viajar con el mismo, para mostrar lo que es Argentina en el mundo. Por eso la idea es expandirse. También estamos en Brasil de forma muy fuerte, el brasilero es un consumidor muy fiel del vino argentino.

Siempre hay que trabajar en post de la calidad y de lo que es la impronta que le queremos dar a nuestra bodega, siempre autóctona de lo que es el Valle de Uco – Gualtallary.

 

¿Quién te aporta la parte técnica en el emprendimiento y cómo conjugas lo que queres de los vinos, tu impronta?

El enólogo a cargo es Bernardo Bossi Bonilla, que es un tipo con mucha experiencia y que hace los vinos que refleja lo que somos nosotros. Y el ingeniero agrónomo es Marcelo Canatella.

 

Yo soy quien lleva adelante todo el proyecto. Conocimos gente en Buenos Aires que tenía las ideas muy claras de lo que Nico y yo queríamos y de lo que ellos querían también y fue muy gratificante, y de ahí con ellos fuimos a buscar un enólogo que se identifique con nuestro proyecto, y elegimos a Bernardo Bossi Bonilla, y otros profesionales que de a poco se fueron sumando y juntos trabajamos en este proyecto tan lindo que es Vinos de Potrero y todo este profesionalismo hizo lo que Vinos de Potrero es hoy y continuará siendo y desarrollándose.

 

¿Qué papel juega Nicolás en todo esto?

Dentro de la bodega su rol podría ser el de propietario / dueño, pero trata de alejarse de todo lo que es la parte administrativa, obviamente sigue de cerca un poco el tema de marketing y de ventas, pero lo que más le gusta, es la parte que le divierte, es la parte de cómo se preparan los vinos, como se hacen, estar en contacto con el enólogo y con el ingeniero agrónomo.

 

¿ Por qué el vino como modo de vida y trabajo?

Siempre me enamoró y lo que más me gustó del mundo del vino es esta relación que tiene el hombre con la tierra y la naturaleza, para mí eso es lo más fantástico que tiene este mundo. Y haber vivido 15 años en Italia también me enamoré del romance que tiene el vino en conjunto con la tradición familiar y con la gastronomía. Es una combinación justa y exacta, creo que el amor, la pasión, la familia y el vino van completamente de la mano y es un placer poder trabajar en este mundo e ir descubriéndolo de a poco.

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