El diario El Norte de Castilla, de la ciudad de Valladolid, destaca en un artículo publicado el pasado 1º de mayo el trabajo que viene realizando una bodega del Valle de Uco, Mendoza.
En su nota, el medio vallisoletano, se hace eco de “los aromas de los mejores procesos y artes desarrolladas al otro lado del Atlántico de la mano de unos emprendedores gallegos que salieron de España un siglo antes”.
En la publicación “Vinos de La Luz, el resplandor en la Ribera del Duero desde Argentina”, hace referencia a al proyecto “La Luz del Duero”, que se incorporó al grupo vitivinícola del Valle de Uco Vinos de La Luz en el año 2015 cuando Ricardo Fernández Núñez, nieto argentino de emigrantes españoles, decidió asentarse también en el corazón de la Ribera del Duero, en la localidad de Peñafiel.
Vinos de La Luz comenzó en el Valle de Uco y se expandió durante los últimos 20 años a Italia –Montalcino, Siena– y España –Ribera del Duero–. El ciclo se completará con la puesta en marcha de la bodega de Santa María –California, Estados Unidos, y en Georgia en 2021, el lugar donde se tienen los primeros vestigios de la elaboración de vino en el mundo.
El origen del grupo Vinos de La Luz está en la tradición vitícola de la familia Fernández Núñez, que se remonta a principios del siglo XX, cuando en 1910, los emigrantes gallegos Serafín Fernández y María Núñez, partieron hacia Argentina en busca de trabajo. Se asentaron en el Valle de Uco, donde se sembró por primera vez la semilla de Vinos de La Luz.
Los años 80 y 90 revolucionaron la agricultura y la industria de los países del sur. Las inversiones debieron ser reasumidas por la generación de profesionales universitarios de la familia. La experiencia de estudios en Francia e Italia, y el contacto con bodegas españolas sentaron las bases para desarrollar el proyecto inversor en España e Italia.
La búsqueda en estos dos países debía continuar con el trabajo hecho por Serafín y María en Argentina con el Malbec. El pueblo de Peñafiel en Valladolid, situado en el corazón de Ribera del Duero, fue el lugar elegido para iniciar el sueño de producir ese famoso Tempranillo del que nos hablaban en las cenas familiares.
