Fuerte impacto de la microeconomía en la vitivinicultura

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Así lo indica el informe anual que lleva adelante el banco Supervielle para su división vinos.

En 2018 se consumió menos de la mitad de vino que en 1991, claramente se trata de una caída estructural agravada en los últimos años por variables de contexto económico.

Dos fenómenos marcaron la última década tanto en el mercado doméstico como en la exportación: premiumización y concentración en Malbec.

Ambos se suavizaron con la caída de demanda influida por el contexto que empieza en 2013 y se agrava en los dos últimos años.

Para entender lo sucedido en los últimos cinco años en el mercado doméstico hay que mirar tres variables macroeconómicas muy relevantes: aceleración inflacionaria, caída del poder adquisitivo del ingreso y tasa de interés.

Un fenómeno adicional, ligado al financiamiento, es la importante caída de préstamos del sistema financiero luego de la crisis de abril de 2018.

Esto impacta muy negativamente al sector que se ve obligado a disminuir sus activos corrientes para atender sus necesidades financieras de corto plazo.

En materia de inversiones de largo plazo están limitadas por el sostenido aumento del riesgo país y la búsqueda de capital a través de su venta parcial o total.

La influencia de estas variables en el consumo nacional no afectó a todas las categorías de vinos por igual y tampoco fue proporcional al tamaño de las empresas.

La última variable macroeconómica de consideración fue el tipo de cambio. Por primera vez desde 2012 la exportación de vinos creció tanto en volumen como en valor.

La explicación hay que buscarla en la fuerte devaluación de 2018 que permitió aumentar exportaciones, especialmente de vino a granel.

Medido en moneda constante el aumento del valor exportado fue sustancialmente más elevado y lo sitúa al sector en los niveles de 2012.

La participación del Malbec en la exportación total volvió a subir y superó el 65% del total en volumen.

En cuanto a destinos, Estados Unidos sigue dominando el foco de los exportadores y le siguen Reino Unido y Canadá.

El share en los principales 10 destinos de las exportaciones se ubicó en el 4,1% en valor, uno de los más bajos de la década.

En paralelo, la rivalidad competitiva en los principales destinos externos de los vinos argentinos ha crecido considerablemente y se ubican en franjas de precios donde participan activamente los principales exportadores mundiales.

La caída de la competitividad exportadora se ha revertido coyunturalmente y todavía hay una gran incertidumbre sobre su mantenimiento en un plazo lo suficientemente largo como para estimular la exportación de vinos fraccionados.

Toda la situación de contexto hizo que las bodegas en Argentina tengan fuertes deterioros de rentabilidad.

La facturación total del sector cayó en 2018 un 5% como combinación de una disminución de casi un 10% en el mercado doméstico y un incremento del 6% en la exportación.

Las perspectivas del mercado nacional no se presentan mucho mejor para 2019 pero un salto exportador puede ubicar la facturación total del sector un 4% por encima de la de 2018 y revertir así una caída de tres años consecutivos.

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