Viñedos en el desierto: China transforma tierras estériles en viñedos de excelencia

0
582

En la árida frontera del desierto de Gobi, China ha logrado lo impensado: transformar suelos infértiles en una potencia vitivinícola.

En el corazón del Desierto de Gobi en China, donde los vientos feroces alguna vez dominaron el paisaje árido, se extienden interminables filas de viñedos que producen vinos galardonados. Esta transformación, que se desarrolla en la Región Autónoma Hui de Ningxia, al pie de las montañas Helan, muestra una mezcla de innovación agrícola, ambición estatal y resiliencia humana, convirtiendo el desierto en un paraíso vitivinícola.

Hace apenas dos décadas, la tierra entre las montañas Helan y el río Amarillo era un desierto desolado, un símbolo de aislamiento y pobreza. Hoy, es una floreciente región vinícola de promesa global, el resultado de una visión a largo plazo impulsada por el gobierno chino para transformar tierras inhóspitas en terrenos fértiles, con el vino liderando la carga.

Los pioneros

La historia de Emma Ding encarna este espíritu pionero. La ex financista de Tianjin y fundadora de Jade Vineyard, una de las principales bodegas de Ningxia, decidió establecerse en la región después de una breve visita a las montañas Helan. Desde entonces, su bodega ha obtenido 110 premios internacionales, incluidas medallas de oro en el Concours Mondial de Bruxelles y el Berliner Wein Trophy.

Ding no está sola en sucumbir al terroir de Ningxia. Situada a más de 1.000 metros sobre el nivel del mar, con más de 3.000 horas de luz solar al año, mínimas precipitaciones y suelos ricos en minerales, el microclima de la región proporciona condiciones ideales para el cultivo de la uva. La oscilación diaria de temperatura de hasta 15 grados Celsius permite una maduración lenta, intensificando los sabores y taninos de la fruta. Este ecosistema único ha atraído tanto a empresarios chinos como a expertos enológicos formados en el extranjero.

Zhao Wenyang, de Henan y educado en Francia y Nueva Zelanda, es un enólogo clave en Jade Vineyard. Su conocimiento internacional ha sido crucial para adaptar las técnicas europeas clásicas al entorno extremo del Gobi. “Hemos aprendido del modelo francés, pero utilizamos nuestro propio método aquí. Entre noviembre y marzo, enterramos las vides para protegerlas de temperaturas que descienden hasta los -27 grados Celsius, algo casi inexistente en Europa”, explica.

El auge vitivinícola

El auge del vino de Ningxia no es un accidente. En 1984, el gobierno chino lanzó un ambicioso plan para combatir la desertificación y erradicar la pobreza a través de la agricultura. La introducción de viñedos fue una medida estratégica. Desde entonces, el proyecto ha crecido con el apoyo estatal, inversiones masivas y un sistema de promoción que posiciona a Ningxia como el “Burdeos” de China. Hoy en día, los viñedos cubren más de 33.000 hectáreas de este antiguo desierto, una cuarta parte del total nacional, produciendo el 60% de todos los vinos chinos.

Chen Deqi, que llegó de Fujian en 2007 como parte de un programa de industrialización regional, es otro impulsor de esta transformación. Su bodega, Ho-Lan Soul, es ahora el mayor productor orgánico del país. “Antes, el Desierto de Gobi era sinónimo de abandono. Hoy, es sinónimo de riqueza y vino”, afirma con orgullo. El riego, facilitado por el río Amarillo, ha sido clave para hacer sostenible este modelo agrícola.

China y el vino

China ya es el segundo país del mundo en términos de superficie de viñedos, con más de 800.000 hectáreas, superada sólo por España. Si bien gran parte de esa área también se dedica a la producción de uva de mesa, el auge de regiones como Ningxia ha mejorado significativamente la producción de vino de calidad. En 2019, el país produjo 8,3 millones de hectolitros, ocupando el décimo lugar a nivel mundial.

El crecimiento continúa. En junio de 2020, el Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales anunció la creación de una “Zona Piloto Integral para el Desarrollo de la Uva y el Vino” en Ningxia. El ambicioso plan incluye 66.667 nuevas hectáreas de viñedos, una capacidad de 300 millones de botellas anuales y una facturación proyectada de más de 15.000 millones de dólares en los próximos cinco años. Para 2035, se espera que la producción se duplique.

Viñedos

Hoy en día, más de 40.000 hectáreas de viñedos recuperados del desierto producen aproximadamente 140 millones de botellas al año, la mayoría de las cuales se exportan a nivel mundial.

Este esfuerzo también ha impulsado iniciativas turísticas y sistemas de clasificación únicos. Los hermanos Yuan Hui y Yuan Zhi, también de Fujian, fundaron la bodega Zhihui Yuanshi, que cuenta con el viñedo más grande de la zona y un complejo turístico inspirado en la dinastía Song. En 2023, su castillo recibió a 200.000 visitantes en tan sólo ocho meses. Desde 2013, Ningxia cuenta con un sistema de clasificación de vinos similar a Saint-Émilion, la única región china con esta distinción.

A pesar de las preferencias nacionales por bebidas como el baijiu o la cerveza, el vino de Ningxia ha ganado terreno entre los consumidores chinos, especialmente durante la pandemia, cuando las importaciones disminuyeron y la atención se centró en los productos locales. En 2020, las ventas regionales de vino aumentaron un 44,6% en comparación con el año anterior, consolidando un mercado interno cada vez más receptivo, una tendencia que continúa en la actualidad.

La internacionalización, aunque deseada, no es urgente para muchos productores. Con un mercado interno de más de 1.400 millones de personas y una creciente clase media, satisfacer la demanda interna ya representa un negocio multimillonario. Como señala Zhao, “Millones están asegurados si conquistamos el paladar de nuestros compatriotas”.

El milagro de Ningxia no sólo redefine el mapa mundial del vino, sino que también demuestra la extraordinaria capacidad de China para transformar su territorio. Donde antes sólo había arena y viento, ahora florecen vides que embotellan una historia de perseverancia, innovación y una visión de futuro. Un brindis con el aroma del desierto… y el sabor del triunfo.

Fuente: Chine Decanter, agencias internacionales y aportes de la redacción +P.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí