Entrevista exclusiva con el alma mater y winemaker de Familia Salas Organic Estate, bodega familiar con viñedos orgánicos certificados y un portfolio exclusivamente conformado por vinos malbec.
¿Cuál fue la motivación principal de la Familia Salas al apostar por los vinos orgánicos desde el inicio de su proyecto en 2008?
Veníamos pensando en un proyecto familiar de bodega y queríamos algo que nos represente. En 2007, mi papá tuvo la posibilidad de viajar a Europa y vio cómo en ese momento ya había una tendencia consolidada y una inclinación de los consumidores para los vinos orgánicos, que todavía casi ni había llegado a Argentina.
Familia Salas Organic Estate nació un año después de ese viaje, en 2008, como proyecto familiar. Ese año mis padres decidieron comprar una propiedad virgen en el departamento de Maipú, en Mendoza, para plantar viñedos de Malbec Orgánico. Trabajamos de manera orgánica desde cero, cuando se inició la plantación y, en conjunto, el proceso de certificación.
La bodega se crea a partir de la inquietud y la dedicación de mis padres, primero con los viñedos y luego con la bodega. Era un mundo nuevo para ellos, y sin embargo se animaron a ir más allá apostando a los vinos orgánicos, esto por filosofía pero también para ofrecer un diferencial en un mercado muy competitivo.
El diferencial es, justamente, la apuesta a lo orgánico, que tiene que ver con una convicción que tenemos en mí familia en cuanto a la protección del medioambiente ante todo. Paralelamente, entendimos que esa filosofía era compartida con muchos productores y consumidores y que iba a resultar más competitivo apuntar a un proyecto orgánico, sobre todo teniendo en cuenta la superficie pequeña en la que trabajamos.
Estamos convencidos de que la búsqueda de productos elaborados sin productos químicos y respetando lo ambiental no es una moda pasajera o una tendencia, es una forma de vida y de consumo que se hará cada vez más fuerte.
¿Por qué producen solo Malbec y de la primera zona?
Creemos que la cepa es un vehículo excelente para expresar el terroir de esta zona y nuestra convicción por la agricultura orgánica. La primera zona de Mendoza, ofrece un malbec de aromas intensos, frutado y con mucha elegancia. Además, es un hecho que la calidad de las uvas producidas de manera orgánica dan vinos que expresan muy bien el lugar de origen. De hecho, nuestra finca es 100% de variedad Malbec.
Por eso en 2021 lanzamos Malbecino Organic Wines, nuestra línea dedicada 100% al Malbec. Es una suerte de gentilicio de la palabra Malbec: es una línea exclusivamente a vinos de esta variedad, y es también un homenaje a la cepa. Al nacer como un proyecto familiar y de baja escala, decidimos ir por la cepa insignia que tenemos en Argentina para poder encontrar un mercado atraído por el varietal, pero elaborado totalmente orgánico.
Creemos que ya está bien claro que el Malbec no es una moda y aún hay muchísimo por hacer: los diferentes terroirs que tenemos en Mendoza nos indica que permanentemente se pueden obtener nuevos y mejores vinos Malbec con diferentes características, mayormente con los tintos. Cada vez somos más las bodegas que lo reinventamos, que buscamos mostrar toda su versatilidad, ya sea como tintos, rosados o, en nuestro caso, también como blanco.
¿Qué importancia tiene la sustentabilidad en la filosofía de la bodega?
Somos una bodega orgánica y familiar, que apuesta al Malbec en todas sus expresiones, con la sustentabilidad y el cuidado del medioambiente como filosofía. Esa es la definición más precisa de Familia Salas Organic Estate. Para nosotros, lo medioambiental es un enfoque integral que, por ejemplo, nos llevó en 2021 a cambiar nuestro sistema de riego para cuidar el recurso hídrico de la provincia. Así fue que pasamos del riego superficial por surcos a riego por goteo, que permite aprovechar el agua al máximo evitando filtraciones. Además, estamos trabajando en la implementación de paneles solares para abastecer a la totalidad del proyecto. Creemos en el trabajo a conciencia: somos convencidos de que todos tenemos que aportar al medio ambiente y trabajar para no dañarlo.
¿Qué certificaciones posee esta línea de vinos, y por qué son relevantes para los consumidores actuales?
Tanto los viñedos y la bodega, como todos los vinos cuentan con certificación orgánica, según las normas Internacionales de Producción Orgánica, ya que no se utilizan productos provenientes de síntesis química. Además, la línea Malbecino cuenta con certificación vegana.
Hablame un poco de la línea Malbecino, en donde se animan con etiquetas disruptivas no solo por los nombres, sino también por atreverse a vinos como un malbec blanc.
La línea incluye al malbec en todas sus versiones: un Blanc de Noir, un Rosé, un Tinto Joven y un Tinto Reserva. Son vinos jóvenes, frescos y de alta calidad. Cuando salimos al mercado, sabíamos que no podíamos hacerlo solamente con vinos tintos, ya que estaríamos ofreciendo un portfolio limitado. Es por eso que buscamos la forma de elaborar un vino blanco a partir de una uva tinta como la es el Malbec.
Antes de lanzar Malbecino Acariciado, habíamos analizado qué aceptación tenían los blancos de Malbec en el mercado. Sabíamos que era algo nuevo e innovador. En ese momento sólo había dos Blanc de Malbec convencionales, pero ninguno con certificación orgánica, cosa que nos impulsó aún más a encarar el desafío de elaborarlo. Hoy, Malbecino Acariciado se convirtió en uno de los grandes diferenciales de la bodega, ya que es el único vino Blanc de Malbec orgánico certificado del mercado argentino.
Al ser una bodega chica y nueva, jugar con los nombres y los diseños de las etiquetas nos parecía una herramienta clave para llamar la atención de los consumidores. Por ejemplo, cuando pensamos en nuestro Malbec joven, buscábamos un vino fácil de beber, simple y con mucha fruta en boca, que acompañe nuestra línea de entrada. Pero en cada degustación que hacíamos a ciegas notábamos que cumplía con todas esas características… más un plus, un extra. Así nació Malbecino Agrandado: un malbec joven que ‘ladra y muerde’, como esos perritos que parecen tranquilos, pero tienen alma de doberman.
or otro lado, decidimos llamar Acovachado a nuestro Malbec Reserva porque es un vino al que guardamos en un lugar especial, que espera ese momento único para ser disfrutado o que decidimos descorchar para generar ese momento. Y Malbecino Arrepentido es un vino que nació por un “accidente” en la bodega: era un Malbec que quería ser un tinto joven y, por esas alegrías del destino, terminó siendo un Rosé. Buscamos transmitir eso en el nombre y hoy es uno de los más elegidos por nuestros fieles y curiosos seguidores.
¿Cómo ha evolucionado la producción de la bodega desde sus inicios hasta la actualidad?
La evolución fue muy positiva y buscamos seguir creciendo, ya que nuestros vinos despiertan cada día más interés. Iniciamos con cinco hectáreas, actualmente tenemos siete y aspiramos a ser cada vez más grandes. Esto último sin salirnos de nuestro eje: que es producir vinos orgánicos de calidad.
Actualmente estamos produciendo más de 40 mil botellas anuales. La idea es continuar invirtiendo, siempre en línea con esa idea que comentaba anteriormente de ser lo más eficientes posible en el proceso de elaboración del vino, cuidando el medioambiente.
También estamos trabajando en el lanzamiento de Del Patrón. Es nuestro vino ícono, del cuál elaboramos menos de 1000 botellas y en añadas excepcionales. A fines de este 2024 sale la primera cosecha y lo venderemos solamente en la bodega y por nuestra web. Es -como todos los vinos de nuestra línea Malbecino- un 100% Malbec orgánico que tuvo una crianza durante más de 12 meses en barricas nuevas y más de 18 meses de estiba en botella.
Este crecimiento que venimos teniendo, es una consecuencia al trabajo que hacemos, al nivel de detalle al que trabajamos para poder lograr productos de calidad, no dicho por nosotros sino que, demostrado por el crecimiento de Malbecino en el mercado.
¿Qué cambios significativos en el manejo del agua implementaron en 2021, y cuál fue la razón detrás de esta decisión?
En el 2021 pasamos de regar a manto con agua de turno, a riego por goteo presurizado de una perforación propia que hicimos. La principal razón para este drástico cambio es que era una necesidad. Con el turno de riego que teníamos, que venía cada 7/10 días, demorábamos 3 meses en regar una sola vez toda la finca, cuando la necesidad hídrica de las plantas es semanal en condiciones normales. Esto nos llevó a replantearnos y asumir el desafío de hacer una perforación e instalar riego por goteo en todo el viñedo para poder aportarle a las plantas la cantidad de agua que requieren dependiendo la etapa del proceso en la que se encuentra.
¿Cómo contribuye el sistema de riego por goteo a la sostenibilidad del proyecto?
En paralelo con la necesidad antes mencionada, nos hizo enfocarnos más en la sustentabilidad y cuidado del medioambiente, ya que con ayuda de un Ingeniero Agrónomo logramos armar los ciclos de riego, sin desperdiciar el recurso cuando la planta no lo necesita y poder darle la cantidad necesaria de agua cuando esta si lo necesita. A su vez nos favorece en el manejo de control de malezas, ya que al no poder utilizar productos químicos para controlarlas, el hecho de que solo tengamos humedad en el pie de las cepas, hace que sea más “fácil” el trabajo diario. Logramos ser más eficientes en el cuidado y el manejo del agua, en épocas donde es un recurso escaso.
¿Cómo es la recepción de sus vinos orgánicos en el mercado local e internacional?
Si bien, sobre todo en los países nórdicos, los vinos orgánicos están mucho más consolidados, seguimos convencidos de que a nivel local se hará cada vez más fuerte. Lo cual nos pone muy felices ver este crecimiento que une a la familia bajo la misma filosofía, algo que compartimos desde el minuto cero.
Hoy los vinos orgánicos compiten a la par de los vinos convencionales porque ya demostraron su alta calidad, y a eso se le suma el valor agregado del compromiso sustentables, que muchas veces hace que la balanza se incline hacia los orgánicos a la hora de elegir un vino en la góndola.
Exportar siempre fue uno de nuestros objetivos cuando pensamos la bodega, pero sabíamos que era una segunda etapa. Primero teníamos que afianzarnos en el mercado local y ver la recepción de nuestros vinos orgánicos en Argentina. Uno de los primeros pasos fue participar de ferias en el exterior para conocer bien los mercados en los cuales queríamos estar presentes, así fue como estuvimos en Texas, Estados Unidos, presentando nuestros vinos y después en Vinexpo América, también en Estados Unidos.
Exportamos a Texas el año pasado y ya estamos por hacer un segundo envío. También estamos por enviar el primer pedido a Florida y estamos en tratativas con Brasil y Alemania, mercados fuertemente interesados en los vinos orgánicos argentinos.
Tanto a nivel local como internacional, apuntamos a ese segmento creciente de consumidores que eligen lo orgánico, que buscan productos con trazabilidad, elaborados con responsabilidad medioambiental. Es un segmento del mercado impulsado por los jóvenes, pero que ya los excede. Queremos que nuestros vinos sean referentes dentro de lo orgánico. También ponemos el foco en lograr la mejor relación precio-calidad para estar al alcance de todos los consumidores, con la idea de que quien los elija, aunque sea que lo haga por curiosidad, ya sea por diseño, certificaciones o cualquier otro motivo, disfrute del vino y siga eligiéndonos.