Gabriela Malizia: “El Malbec es y será por muchos años más el emblema argentino”

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Un repaso por diferentes aspectos del mundo del vino en una entrevista a fondo con la comunicadora y sommelier mendocina.

Gabriela Malizia es ante todo comunicadora, y eso lo deja en claro a la hora de autodefinirse. Pero además, es sommelier y periodista, y como tal no solo conoce la historia al pie de la letra, sino que también sabe contarla.

Desde su espacio radial en Mitre, pasando por su portal “El Triunfo de Baco” y siguiendo por el ciclo #HablemosdeVarietales, entre otras tantas aportaciones, Gabriela Malizia siempre brinda su mirada objetiva y cargada de conocimiento sobre el universo del vino.

A continuación, el resumen de la extensa charla que mantuvo El Malbec con la experta mendocina.

¿Si tenés que definirte, cómo lo harías: somellier, periodista, comunicadora, un poco de todo? Solo te falta sacar tu propio vino.

Te diría que me defino más como comunicadora, que engloba a su vez todo lo demás. Me gradué de Sommelier en 2011, con la idea de conocer más sobre historia, regiones, procesos de elaboración, estilos, y a eso me dedico desde 2008. Sobre sacar mi propio vino…en algo de eso estamos. Se los contaré en breve.

A veces da la sensación que Mendoza está cerca del vino, de la industria, pero un poco lejos de la comunicación o de la promoción del vino, algo que es lógico porque la provincia no es un centro importante de consumo.

Es así; las bodegas ponen más recursos en comunicar el vino en los grandes centros de consumo. Tiene lógica, puesto que necesitan vender. Sin embargo, es en Mendoza donde se mueve toda la comidilla política e institucional del vino, y esa comunicación se produce y consume casi 100% acá. En cuanto al producto vino en sí, y pese a que “nadie es profeta en su tierra” el esfuerzo que hemos hecho los comunicadores locales, se nota. Hay muchísimos portales de vino y gastronomía mendocinos de gran nivel, vemos una fuerte presencia de influencers en redes sociales, programas de televisión, de radio, y los periodistas de Buenos Aires y de otras provincias se nutren de lo que se produce acá.

Desde Radio Mitre Mendoza, Gabriela Malizia aporta conocimiento y novedades vitivinícolas.

Hoy se habla mucho de zonas, microzonas, microvinificaciones, etc. ¿Creés que esos debates se circunscriben a un ámbito de especialistas o productores y que la gente o el consumidor medio ni se entera de esos aspectos?

Creo que hay muchos segmentos de consumidores y ese tipo de debates que mencionás está más dirigido a un consumidor “de nicho” que está dispuesto a pagar $1000 o más por una botella de vino. A ese consumidor sí puede interesarle si el vino viene de Altamira o si fue fermentado en un huevo de concreto. Hay, además, una necesidad de diferenciación de los mismos productores, que se dio naturalmente en otros países cuya industria está más desarrollada, mucho antes que en Argentina. Pongamos por caso Francia y sus DOC, Italia o España; en todos esos sitios se hizo necesario en algún momento buscar argumentos para señalar que “este terruño es mejor” por sus características de suelo, clima, y demás, creo que es parte de un proceso natural de desarrollo, que además, por supuesto tiene alcances económicos y de marketing para las empresas.

Este año el tema de la pandemia fue transversal y muchas bodegas se volcaron a comunicar en las Redes Sociales, pero llegó un momento de saturación de charlas, enólogos cocinando, presentaciones de vinos, de vinotecas, etc.

Si, es cierto que este año hubo una explosión en las redes por la pandemia, y como siempre que algo explota puede saturar. Sin embargo, en lo personal creo que se ha dado un fenómeno de cercanía con personas ávidas de información sobre el vino que estaban en las redes y a los que antes no estábamos atentos. Me asombra ver cómo se han formado comunidades de seguidores en distintos “programas” en redes y estos micro-círculos también han generado – creo yo- una nueva cercanía en torno al vino y la gastronomía y despertado más interés, dando la oportunidad de que los enólogos y cocineros interactúen de forma directa con el consumidor promedio, cosa que rara vez hacen.

Otro fenómeno fue el del aumento del consumo de vino, contra todos los pronósticos económicos. ¿Por qué creés que está ocurriendo esto?

Claramente por estas razones: la gente se quedó en casa y volvieron los almuerzos y las cenas familiares. Esos meses sin salir a la calle también generaron algún ahorro entre los que conservaron sus empleos, menos viajes, menos ropa, menos restaurantes; buena parte de ese dinero fue a disfrutes caseros. Si no puedo salir, me tomo un buen vino y me como una rica comida! Un placer sencillo. Los productores, rápidos de reacción, bajaron los precios, generaron canales directos de compra on line, envíos puerta a puerta, degustaciones online en casa, todo eso hizo crecer el consumo de vinos tranquilos, especialmente tintos. Fijate que a los espumantes, al no haber festejos este año no les fue nada bien.

Estás llevando adelante un ciclo de vinos #Hablemosdevarietales . ¿Cuál de estos te sorprende más en cuanto al resultado de los vinos y cuál es el que le ves más futuro en Argentina?.

Lo hacemos en Instagram y ya voy por el octavo mes, ahora estamos con los white blends. ¡Me han sorprendido tantas cosas que he probado este año! Hay un desarrollo increíble en el Cabernet Franc, que es un vino amable, divertido y una alternativa maravillosa para el Malbec. El concepto de terroir y sus diferencias expresadas sobre todo en los vinos tintos también me ha sorprendido, porque hemos tenido oportunidad de estar más reposados, y realmente degustar tranquilos y poder estudiar un poco más junto a los expertos cómo se expresan las diferencias de suelo y clima en el vino (para eso sirvió la pandemia, al menos en mi caso). Ahora estoy fascinada con algunos blend de uvas blancas, que muestran los grandes avances que han hecho las bodegas en conocimiento agronómico y enológico para lograr vinos blancos de estirpe y pegar más fuerte en ese segmento de consumo que siempre ha sido más débil en Argentina.

Gabriela Malizia, junto al enólogo Alejandro Vigil.

Hay un debate en la vitivinicultura argentina sobre diversificar o no diversificar. ¿Creés que hay que seguir atado al Malbec o deberíamos salir de allí?

Yo creo que el Malbec es y será al menos por muchos años más el emblema argentino. Sin embargo, que los productores se animen a ir más allá es necesario. Hoy se intenta jugar en primeras ligas con el Cabernet sauvignon, que es una variedad reconocida internacionalmente, con buena relación precio/calidad. Hace poco el mejor vino argentino para Decanter fue un Tannat. El Cabernet franc que mencionaba es otro caballo de batalla, aunque aún la producción es pequeña. El trabajo de diferenciación del Malbec en diferentes zonas es el camino que han seguido los productores para diferenciarse y ya no hablar simplemente de “Malbec” sino de “malbec de” tal o cual lugar.

Lo mismo pasa un poco con las zonas de Mendoza. Hace unos años era Lujan de Cuyo, ahora pareciera que todo lo bueno tiene que venir del Valle de Uco y sus diferentes parajes.

Es que pasaron dos cosas. Un boom de cultivos en el Valle de Uco, donde está más del 50% del Malbec que hay en Mendoza y la búsqueda de mayores alturas y más frío para escapar al calentamiento global, dos factores que hicieron crecer mucho la imagen del Valle de Uco por las nuevas inversiones y por las exploraciones que se estaban dando en todas las zonas; Gualtallary, Altamira, Los Chacayes, VistaFlores. Sin embargo, creo que nadie duda que Luján de Cuyo tiene características excepcionales para el cultivo de la vid y su fama está muy bien establecida, sólo que prácticamente ya no quedan lugares para nuevos viñedos por la cantidad de desarrollos inmobiliarios que hay en esa zona.

Por Esteban Perez Dacuña

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